Pero podemos matarlo si nos empeñamos en hacerlo inhabitable permitiendo que lo invadan diariamente miles de vehículos, ajenos al mismo, de forma indiscriminada e irracional.
No creo que sea preciso encargar costosos e inútiles estudios para conocer las fortalezas y debilidades de nuestro recinto amurallado en cuanto a sus condiciones de habitabilidad, a no ser que lo que se pretenda es su ruina con fines especulativos.
El mayor atractivo del casco histórico es, sin duda, su riqueza patrimonial, aunque insuficientemente valorada por algunos, y sus mayores inconvenientes la antigüedad de sus edificios, de la que trataremos en otra ocasión, y el tráfico agobiante en su interior.
A principio de los años ochenta, ante la inexistencia de aparcamientos subterráneos y la insuficiencia de plazas en superficie, se implantó la ORA en las zonas en que la demanda era más intensa, comenzando por el recinto amurallado. La medida causó entonces, como siempre, gran alboroto en los sectores más inmovilistas, pero hoy en día ha demostrado su utilidad y es demandada su ampliación por los vecinos del resto de la ciudad.
Desde aquellos años el parque de automóviles ha crecido considerablemente y es necesario adoptar otras soluciones en aquellas zonas en que la ORA no es suficiente para facilitar el aparcamiento de sus residentes, por la afluencia masiva de vehículos ajenos a ellas, como es el caso del recinto amurallado.
Por otra parte, la mejora radical del transporte público, realizada a partir de 2004, permite acceder cómodamente a este área desde todos los barrios periféricos, aunque habría que ampliar progresivamente los horarios de funcionamiento. Si a esto añadimos la reducción de la contaminación y de combustible que supone este tipo de transporte, que supera ya los tres milllones de usuarios anuales, frente a los miles de coches privados que podría sustituir, creo que lo racional es potenciarlo, al tiempo que se aplican restricciones al resto.
Para ello es necesario establecer sistemas, eficaces y fáciles de gestionar, para el control del acceso al recinto amurallado, de los vehículos ajenos al mismo, con criterios estudiados cuidadosamente mediante la participación de los afectados.
Este es el sentido de la moción aprobada recientemente por el Ayuntamiento, a propuesta de Izquierda Unida. Por eso nos parece poco seria la respuesta del concejal de Trafico, con la firma del jefe de la Policía, el inspector de Servicios y el ingeniero municipal, basándose en un estudio que, en su día, realizó la empresa Tool Alfa para justificar la construcción del aparcamiento de Los Tilos. Al parecer, aun no se han enterado de que ese aparcamiento ha sido rechazado por acuerdo de los Grupos Municipales del PSOE e IU, que representan a la mayoría de los ciudadanos de Segovia. Menos mal que no se les ha ocurrido recurrir a alguno de los estudios encargados por el Ayuntamiento antes de producirse el corte de trafico bajo los arcos del Acueducto, o anteriores a la existencia de los aparcamientos de Padre Claret, Fernández Ladreda, o Las Oblatas.
Las opiniones de los técnicos, como las de la FES, pueden ser muy respetables pero, desde luego, no es lo que se les ha pedido. Ellos pueden ser partidarios de no hacer nada más que el aparcamiento de los Tilos, pero eso no es lo que ha solicitado el Pleno Municipal, sino, precisamente, que propongan sistemas de control de los accesos al recinto amurallado, para evitar la invasión injustificada de vehículos foráneos, que es la principal causa de deterioro de su patrimonio y de la calidad de vida de sus vecinos.
En lugar de perder el tiempo, revindicando una infraestructura ya descartada por el Ayuntamiento y que tiene alternativas futuras en El Velódromo, deberían estar estudiando, por ejemplo, la incidencia que va a tener, en el trafico de las calles aledañas, la inminente apertura del hotel Doña Juana, con casi 500 plazas, del que parecen no querer saber nada y las mejoras que habría que introducir en el transporte publico para lograr, poco a poco, una movilidad verdaderamente sostenible, descartando, de una vez por todas, por retrógrado, el uso del vehículo privado como opción prioritaria.
Esperemos que el concejal de Tráfico haya comprendido lo aprobado por él mismo en el Pleno y dirija sus esfuerzos en este sentido.
No creo que sea preciso encargar costosos e inútiles estudios para conocer las fortalezas y debilidades de nuestro recinto amurallado en cuanto a sus condiciones de habitabilidad, a no ser que lo que se pretenda es su ruina con fines especulativos.
El mayor atractivo del casco histórico es, sin duda, su riqueza patrimonial, aunque insuficientemente valorada por algunos, y sus mayores inconvenientes la antigüedad de sus edificios, de la que trataremos en otra ocasión, y el tráfico agobiante en su interior.
A principio de los años ochenta, ante la inexistencia de aparcamientos subterráneos y la insuficiencia de plazas en superficie, se implantó la ORA en las zonas en que la demanda era más intensa, comenzando por el recinto amurallado. La medida causó entonces, como siempre, gran alboroto en los sectores más inmovilistas, pero hoy en día ha demostrado su utilidad y es demandada su ampliación por los vecinos del resto de la ciudad.
Desde aquellos años el parque de automóviles ha crecido considerablemente y es necesario adoptar otras soluciones en aquellas zonas en que la ORA no es suficiente para facilitar el aparcamiento de sus residentes, por la afluencia masiva de vehículos ajenos a ellas, como es el caso del recinto amurallado.
Por otra parte, la mejora radical del transporte público, realizada a partir de 2004, permite acceder cómodamente a este área desde todos los barrios periféricos, aunque habría que ampliar progresivamente los horarios de funcionamiento. Si a esto añadimos la reducción de la contaminación y de combustible que supone este tipo de transporte, que supera ya los tres milllones de usuarios anuales, frente a los miles de coches privados que podría sustituir, creo que lo racional es potenciarlo, al tiempo que se aplican restricciones al resto.
Para ello es necesario establecer sistemas, eficaces y fáciles de gestionar, para el control del acceso al recinto amurallado, de los vehículos ajenos al mismo, con criterios estudiados cuidadosamente mediante la participación de los afectados.
Este es el sentido de la moción aprobada recientemente por el Ayuntamiento, a propuesta de Izquierda Unida. Por eso nos parece poco seria la respuesta del concejal de Trafico, con la firma del jefe de la Policía, el inspector de Servicios y el ingeniero municipal, basándose en un estudio que, en su día, realizó la empresa Tool Alfa para justificar la construcción del aparcamiento de Los Tilos. Al parecer, aun no se han enterado de que ese aparcamiento ha sido rechazado por acuerdo de los Grupos Municipales del PSOE e IU, que representan a la mayoría de los ciudadanos de Segovia. Menos mal que no se les ha ocurrido recurrir a alguno de los estudios encargados por el Ayuntamiento antes de producirse el corte de trafico bajo los arcos del Acueducto, o anteriores a la existencia de los aparcamientos de Padre Claret, Fernández Ladreda, o Las Oblatas.
Las opiniones de los técnicos, como las de la FES, pueden ser muy respetables pero, desde luego, no es lo que se les ha pedido. Ellos pueden ser partidarios de no hacer nada más que el aparcamiento de los Tilos, pero eso no es lo que ha solicitado el Pleno Municipal, sino, precisamente, que propongan sistemas de control de los accesos al recinto amurallado, para evitar la invasión injustificada de vehículos foráneos, que es la principal causa de deterioro de su patrimonio y de la calidad de vida de sus vecinos.
En lugar de perder el tiempo, revindicando una infraestructura ya descartada por el Ayuntamiento y que tiene alternativas futuras en El Velódromo, deberían estar estudiando, por ejemplo, la incidencia que va a tener, en el trafico de las calles aledañas, la inminente apertura del hotel Doña Juana, con casi 500 plazas, del que parecen no querer saber nada y las mejoras que habría que introducir en el transporte publico para lograr, poco a poco, una movilidad verdaderamente sostenible, descartando, de una vez por todas, por retrógrado, el uso del vehículo privado como opción prioritaria.
Esperemos que el concejal de Tráfico haya comprendido lo aprobado por él mismo en el Pleno y dirija sus esfuerzos en este sentido.
Portavoz Municipal de Izquierda Unida.