16/9/09

¡EN QUE MANOS ESTAMOS!

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Sobre la zona oriental del acueducto, como sobre otras muchas de la ciudad, pesa, sin duda, alguna maldición. No se explican, si no, las constantes agresiones que ha padecido tan singular monumento, mundialmente reconocido sobre el papel.

En mis años de bachiller en el Instituto, el sencillo caserío existente a sus pies contrastaba y engrandecía la gran obra romana; pero un torpe concepto de desarrollo, tan arraigado en nuestra sociedad, decidió eliminarlo y fue sustituido, años después, por un edificio que impedía, en gran medida, su contemplación. El Ministerio de Cultura, ante tamaña aberración, acordó expropiar y derribar varias de sus plantas para mejorar un poco la situación. Naturalmente los ciudadanos fuimos los paganos de los errores de una planificación urbanística en la que, casualmente, participó el arquitecto autor del proyecto de construcción de ese edificio. El resultado final de este proceso, tras padecer durante décadas el lamentable espectáculo de una degradada estructura de hormigón, acompañada de grúas torre, junto al acueducto, es una edificación anodina que un lugar tan emblemático no se merecía.. Tampoco la existencia de una gasolinera y el desmesurado volumen de las traseras del hotel Acueducto son lo más adecuado para mejorar ese entorno cuya ordenación se ha visto tantas veces frustrada por intereses particulares.

Afortunadamente, no se llegaron a ejecutar las propuestas del concurso de ideas, para la ordenación de la zona oriental del acueducto, en el que el ayuntamiento de los años 90 volvía a despilfarrar nuestro dinero. Pero en cambio la Junta, ha permitido, recientemente, la reconstrucción ampliada del edificio de la Unión Previsora, después de hacer el paripé, con una paralización de las obras, para seguidamente autorizar prácticamente lo anteriormente ejecutado y frustrando, de paso, la propuesta del Ayuntamiento de derribar la planta superior para recuperar así las vistas del Acueducto.

Hasta aquí los desaguisados de nuestra derecha gobernante. Pero cuando nos las prometíamos tan felices, y por fin íbamos a disponer del, tan demandado por I.U., aparcamiento subterráneo en esta zona, un ayuntamiento socialista, con nula sensibilidad hacia el patrimonio de la ciudad, viene a meter la pata con una urbanización esperpéntica de la avenida de Padre Claret, que ignora absolutamente el entorno en que se ejecuta. ¿ Como es posible que en la era de la informática no hayan sido capaces de simular, previamente, el efecto que todo ese mobiliario tendría sobre el Acueducto?. Sin duda falta de interés.

El Alcalde y su equipo se han quedado solos con su auto-bombo inaugural, porque el clamor de la ciudad, en contra de este proyecto, ha sido unánime, e incluso le ha servido al Presidente del Partido Popular, Francisco Vázquez, con esa agudeza política que le caracteriza, para arremeter contra el PSOE culpándolo en exclusiva del desastre, ignorando que, aparte de la inoperancia de sus concejales, como oposición municipal, el delegado Territorial, Luciano Municio, preside una Comisión de Patrimonio Cultural que debía de haberlo impedido. Creo que está claro que habrá que suprimir la mayor parte del mobiliario instalado, con el consiguiente quebranto para las arcas municipales. Aunque ahora que, por fin, Municio reconoce su parte de culpa, se supone que la Junta colaborará económicamente en la reforma. En cualquier caso, no nos engañemos, esos dineros saldrán, una vez más, de nuestros bolsillos en última instancia, en lugar de emplearse en la conservación del monumento, tema al parecer de poca importancia.

Lo único positivo de este asunto sería que sirviese de aviso para que, tanto el Ayuntamiento como la Junta recapacitasen sobre ese injustificable proyecto de aparcamiento de Los Tilos y, siguiendo la opinión de las Reales Academias, entre otros, renunciasen, antes de que sea demasiado tarde, a meter el cazo (de la excavadora, se entiende) en la ladera del paseo del Salón; no vayamos a tener, después que lamentarnos por la desaparición de ese espacio insustituible de nuestra ciudad, de la mano de la misma empresa que ha ejecutado la reforma de Padre Claret ¿ Se imaginan el paseo del Salón,, si es que sobrevive, inundado de casetones para salidas del aparcamiento y de las instalaciones hoteleras proyectadas. Aun estamos a tiempo de evitar un nuevo disgusto a los ciudadanos civilizados y amantes de su patrimonio.

Segovia, 12 de septiembre de 2009-09

Luís Peñalosa Izuzquiza

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